viernes, 13 de enero de 2012

Cuento sufí


Estando en calma y dejando que la vida fluya, es la
forma en la que el sabio vive su vida, o se supone
que vive su vida. Para ser más precisos, es la forma
en la que el sabio ve su vida viviendo.
El sabio se ve a si mismo afrontando la vida momento
a momento, aceptando cualquier cosa que el momento
traiga, unas veces placer, otras dolor, sin sentirse
nunca incómodo consigo mismo ni con los demás,
"dejando que la vida fluya"

El principio básico tras "el vivir sucede" estaría
perfectamente ilustrado por la historia del sufí que era conocido por sus vecinos como un santo que llevaba una vida pura. Cerca de él, vivía una joven hermosa cuyos padres tenían un almacén. De repente, sin previo aviso, los padres descubrieron que estaba embarazada. Ella se negaba a confesar quién era el padre, pero tras mucho hostigamiento, nombró al sufí. Cuando, llenos de ira, fueron al ver al sufí, y le arrojaron a la cara la noticia, éste se tomó las novedades con calma y sólo dijo: "¿Ah, si?"

Cuando nació el niño, se lo llevaron al sufí, que para entonces ya había perdido su reputación, lo que no parecía preocuparle en absoluto, pero se hizo cargo del niño. Obtenía leche y todo lo que necesitaba el niño, de sus vecinos. Los vecinos, que le conocían más intimamente sabian que la chica estaba maquinando alguna diablura y se esforzaron al máximo para prestar todo tipo de ayuda al sufí.

Un año más tarde, la chica no pudo callar por más tiempo la verdad y se la contó a sus padres: el verdadero padre era un guapo muchacho que trabajaba en la tienda del mecánico de al lado. Los padres de la chica fueron inmediatamente a casa del sufí. le pidieron perdón sinceramente y le rogaron con humildad que les devolviera al niño. que ya tenía un año. Él les entregó al niño con mucho gusto, después de despedirse de él amorosamente. Y todo lo que dijo fué: ¿"Ah, si?"

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