“No he sentido jamás la necesidad de un triunfo, la necesidad de tener una carrera, la necesidad de ser reconocido, la necesidad de ser aplaudido, no lo he sentido jamás en mi vida. No he hecho en cada momento nada más que lo que tenía que hacer y las consecuencias son éstas, podrían haber sido otras.”
José Saramago.
Pese a no ser gran cosa, no aspiro a ser nada más que lo que soy, y me tiene sin cuidado el éxito. Sentada esta premisa, lo demás son historias, simples variaciones sobre un mismo tema. Estamos demasiado preocupados por gustar, y olvidamos que lo primero es gustarnos a nosotros mismos.
No resulta difícil hilvanar cuatro trapos con los colores que se llevan en cada momento, e ir a la moda, garantizándonos la aprobación y el aplauso, pero, ¿de qué sirve eso?. Ya lo describió Groucho Marx en una de sus frases magistrales:
“Estos son mis principios, y si no le gustan tengo otros.”
Pues bien, cuando estamos más o menos conformes en ser como somos, evitamos el riesgo de acabar cambiando de color como camaleones, según dónde o con quién estemos. No se trata de ser aceptados sino de aceptarnos, y a partir de ahí, salir al mundo con la frente bien alta y mirando a los ojos a los demás, y si gustamos mejor, pero si alguno o alguna pretende otra cosa de nosotros, será su problema, no el nuestro.
“No dejes nunca a quien te ama por aquel que te gusta, porque ese que te gusta, te dejará por quien ama.”
Pese a no ser gran cosa, no aspiro a ser nada más que lo que soy, y me tiene sin cuidado el éxito. Sentada esta premisa, lo demás son historias, simples variaciones sobre un mismo tema. Estamos demasiado preocupados por gustar, y olvidamos que lo primero es gustarnos a nosotros mismos.
No resulta difícil hilvanar cuatro trapos con los colores que se llevan en cada momento, e ir a la moda, garantizándonos la aprobación y el aplauso, pero, ¿de qué sirve eso?. Ya lo describió Groucho Marx en una de sus frases magistrales:
“Estos son mis principios, y si no le gustan tengo otros.”
Pues bien, cuando estamos más o menos conformes en ser como somos, evitamos el riesgo de acabar cambiando de color como camaleones, según dónde o con quién estemos. No se trata de ser aceptados sino de aceptarnos, y a partir de ahí, salir al mundo con la frente bien alta y mirando a los ojos a los demás, y si gustamos mejor, pero si alguno o alguna pretende otra cosa de nosotros, será su problema, no el nuestro.
“No dejes nunca a quien te ama por aquel que te gusta, porque ese que te gusta, te dejará por quien ama.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario