Nuestra mente requiere de nuevas creencias, pero ahora las construye con puertas abiertas…con hermosas ventanas sin barrotes… con preciosos jardines al aire libre. Podemos ir de visita a las creencias de los otros y admirar su trabajo, la crítica ya no tiene sentido, al igual que la competitividad. Las nuevas “casas” permiten la conexión con el ser y las dos palabras “ser humano” cobran su sentido pleno, creando al unísono una nueva realidad. Para ayudar a otros a conectar con su ser, con su fuerza interior, es imprescindible confiar en ellos, y verlos más allá de las limitaciones de sus propias creencias. Esto es lo que hicieron los padres de John Foppe con su hijo, que nació sin brazos. Es un caso de verdadero empoderamiento, de conexión entre el humano y su ser, desencadenado por un solo hecho. Ahora, John se dedica a ayudar a otros a conseguir sus sueños.
Viajo en un vuelo místico, quizá busque el principio de mi raza o me pierda entre la arcilla modelando mi corazón...
sábado, 14 de enero de 2012
Ser humano
Normalmente empleamos las dos palabras “ser humano” sin sentir en profundidad su significado, sin percibir cómo una se puede alimentar de la otra y viceversa. Vivimos sin conexión consciente entre ellas, por eso el humano experimenta esa gran soledad existencial, nota la falta de la esencia que da sentido a su vida. Para suplir este vacío llena su mente de creencias en las que se refugia y se siente seguro.
Compartir creencias con otros da fuerza a su ego, esto explicaría hechos tan sorprendentes cómo que adquiera tanta importancia para muchas personas que su equipo gane; es la supremacía del espíritu gregario sobre el espíritu propio. El siguiente paso, en busca de la seguridad, consiste en negar e incluso atacar las creencias de otros grupos. Este hecho lo refleja muy bien la frase del antropólogo Manuel Delgado: “Superstición es lo que creen los demás” Desde esas creencias, como una res dentro de su redil, el humano crea. Las hay más y menos amplias, pero en todas hay una valla. Cuando nos aproximamos a ella y empezamos a imaginar cómo podría ser nuestra vida fuera, damos el primer paso para escapar. El proceso se invierte, el ansia de salir nos lleva a buscar la fuerza en nuestro interior, empezamos a intuir la presencia del ser. Éste nos espera con todo un mar de sueños y proyectos, que necesitan de nuestra parte humana para realizarse aquí, en esta dimensión de la conciencia. Las demás “reses” nos avisan: “no se os ocurra salir, es muy peligroso”. Pero nosotros empezamos a sentir fuera de nuestras creencias, y rompemos la cuerda del miedo. Cogemos carrerilla y empezamos a saltar valla tras valla. En el camino nos vamos encontrando, nos explicamos nuestras aventuras. El espacio se abre ante nosotros, todo un nuevo universo creador se despliega… ¡ya somos libres para cumplir nuestros sueños!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario