sábado, 17 de marzo de 2012

Todo está de paso en tu vida...


No hay ataúdes de dos plazas.  Hazte a la idea.  Un día te mueres, y te mueres tú.  En solitario.  Aunque te mueras con mas gente a la vez.  Nadie se puede morir por ti. es un proceso individual e irreversible.
Mientras eso no ocurre, y como resultado, todo está de paso en tu vida.  Todo y todos.  Tus amigos, tus familiares, tus conocidos, tus parejas, tus cosas, tu casa, tus ideas, tus maletas, tus platos favoritos, tu pelo, e incluso tu propia persona, todos se van a ir o van a desaparecer en algún momento.
Si, estoy de acuerdo.  Este punto es jodido.
Pero si consigues asimilarlo, tiene efectos secundarios muy positivos.  El primero, que no vives el fin de las relaciones como un fracaso.  Te da un poco igual, porque ya lo aceptaste como parte del trato desde un principio, con lo que el golpe suele ser menos duro -no mucho, pero algo ayuda, palabra.  Crecer es aprender a despedirse, y todo eso...
Pero el segundo, aún más positivo si cabe, cuando asimilas que todo está de paso en tu vida, vives cada día de ese paso como algo inesperado.  Te sorprendes, te encoges de hombros y lo disfrutas, porque sabes que es probable que sea el último día de esa experiencia, persona o relación en tu vida.  Pero no, al día siguiente, te vuelves a sorprender porque  aquello sobrevive 24 horas más.  Esa persona te sigue considerando parte de su vida, y tú sigues no planteándote la vida sin ella.  Y lo saboreas como el chocolate extra aquel que te salía al fondo del helado. Cosa que vuelve a repercutir positivamente en darle vidilla al asunto.
De este modo, paradójicamente, creer firmemente en que nada dura te ayuda a hacer que las cosas acaben durando.
Que cosas no?

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