jueves, 22 de marzo de 2012

Flores de almendro

Un monje estaba sentado bajo un almendro en profunda meditación cuando, de pronto, vio caer sobre su cabeza una lluvia de flores, a la vez que una voz suave que parecía venir desde arriba exclamaba:

Gracias por tu discurso sobre el silencio.
Pero si yo no he dicho nada -repuso el monje, sin salir de su asombro.

Precisamente por eso -contestó la voz.

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