Observa los ojos de los niños…mira y encontrarás tremendo silencio e inocencia…
Cada niño viene en estado meditativo, pero debe ser entrenado en la forma de funcionar de la sociedad. Debe aprender cómo pensar, cómo calcular, cómo razonar, cómo discutir; debe aprender palabras, lenguaje, conceptos…y lenta…lentamente, pierde contacto con su propia inocencia. La sociedad lo contamina, lo corrompe…
Pero nosotros nacemos como meditadores, y cuando aprendemos las formas de obrar de la mente…poco a poco empezamos a volver a nuestra naturaleza real, la que ha permanecido escondida en algún lugar, en lo más profundo como una corriente subterránea.
Y cualquier día, haces una pequeña excavación y encuentras la fuente fluyendo…la fuente de aguas frescas.
¡La alegría más grande en la vida es encontrarla!
Es... como regresar al hogar....
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