Cada grito de hermandad que lanzamos
se pierde en el aire
y vuela a los espacios sin límite.
Pero ese grito, llevado día tras día por los vientos,
... llegará por último a uno de los extremos de la tierra
y resonará largamente,
hasta que un hombre, en alguna parte,
perdido en la inmensidad,
lo escuche y feliz, sonría...
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