martes, 15 de mayo de 2012

Mayo 15


En el año 2011, miles de jóvenes, despojados de sus casas y sus empleos, 
ocuparon las plazas y las calles de varias ciudades de España.
 Y la indignación se difundió.
La buena salud resultó más contagiosa que las pestes, 
y las voces de los indignados atravesaron las fronteras dibujadas en los mapas.
 Así resonaron en el mundo: Nos dijeron “¡a la puta calle!”, y aquí estamos.
 Apaga la tele y enciende la calle.
 La llaman crisis, pero es estafa.
 No falta dinero: sobran ladrones.
 Los mercados gobiernan. Yo no los voté.
 Ellos toman las decisiones por nosotros, sin nosotros.
 Se alquila esclavo económico.
 Estoy buscando mis derechos. ¿Alguien los ha visto?
 Si no nos dejan soñar, no los dejaremos dormir.

Qué delirio. Me parece que este mundo está un poco loco.  Pero como diría don Zorba, el griego, aquí lo que falta es un poquito de locura. Así que no hay de que arrepentirse. Porque muy racionalmente nos consta que estas cosas no dependen del dinero, el dinero que no hay, ni lloverá del cielo.  Estas cosas nacerán de la gente, y sobre todo de la gente joven, si a la gente se le despiertan las ganas de hacerlas.

Son cosas chiquitas. No acaban con la pobreza, no nos sacan del subdesarrollo, no socializan los medios de producción y de cambio, no expropian las cuevas de Alí Babá. Pero quizá desencadenen la alegría de hacer, y la traduzcan en actos. Y al fin y al cabo, actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque sea un poquito, es la única manera de probar que la realidad es transformable.

El país gris, el país triste, habla de la impotencia nacional, típico de los tiempos de desaliento que han seguido a los años del miedo. Estamos todos aburridos de escuchar consignas y discursos que masturban a los muertos. La energía creadora se desarrolla haciendo, y haciendo juntos. La militancia juvenil no languidece por falta de ganas, sino por falta de acción. ¿Hasta cuándo vamos a seguir ofreciendo tristeza a los tristes? ¿Hasta cuándo vamos a seguir vendiendo arena en el desierto?

E.Galeano

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