Las generaciones venideras nos examinarán, viendo nuestras guerras, nuestros fracasos y nuestros éxitos. Dirán:
“¡Estaban tan entusiasmados cuando llegaron a la Luna!”. ¿Pero acaso dirán que una de las cosas más importantes que tratábamos de conseguir era la paz?
La cara de la paz no ha cambiado. No tiene nada que ver con la tecnología. Ya hablaban de ella los griegos, los romanos y los indios; la idea de gente viviendo en un estado en el que siente verdadera alegría. La expresión de la paz, de la alegría, es totalmente distinta de la de la ira, frustración o conflicto. El conflicto con uno mismo es una guerra que hace estragos. Sólo hay una cosa que puede ponerle fin, y es la paz individual, cuando se siente y se comprende. La paz personal.
Ha llegado el momento de lograrla. Es responsabilidad de nuestra generación y de las generaciones venideras tomar ese estandarte y traer la paz a este mundo.
La cara de la paz no ha cambiado. No tiene nada que ver con la tecnología. Ya hablaban de ella los griegos, los romanos y los indios; la idea de gente viviendo en un estado en el que siente verdadera alegría. La expresión de la paz, de la alegría, es totalmente distinta de la de la ira, frustración o conflicto. El conflicto con uno mismo es una guerra que hace estragos. Sólo hay una cosa que puede ponerle fin, y es la paz individual, cuando se siente y se comprende. La paz personal.
Ha llegado el momento de lograrla. Es responsabilidad de nuestra generación y de las generaciones venideras tomar ese estandarte y traer la paz a este mundo.
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