lunes, 9 de diciembre de 2013

Coraje espiritual


Todos los hombres tienen testículos, pocos hombres tienen coraje espiritual.
Lo primero viene de fábrica, lo segundo se construye. Durante su edificación se cambia y se mejora al mundo. Se puede pasar por la vida sin coraje espiritual, ello no impide ganar dinero, coleccionar autos y mujeres, tener mucho poder, estar arriba entre los top ten de la economía, la política, el deporte, la tecnología, el sexo genital, la guerra.
No se necesita coraje espiritual para responder a los mandatos de una masculinidad empobrecedora y limitante. No se necesita coraje espiritual para ser macho. Sólo basta con ser obediente. Y muy temeroso, casi un cobarde. Temeroso de las consecuencias de elegir, de decir no, de seguir un camino propio, de conectarse con el propio mundo emocional, de pedir, de comprometerse, de entregarse, de confiar, de amar. El paradigma masculino hoy vigente intoxica al mundo y a la vida en todos los aspectos. Forma hombres cobardes. Va contra la vida.

Es urgente


Es urgente Amar.
Es urgente destruir ciertas palabras,
odio, soledad, crueldad,
algunos lamentos,
y tambien espadas.

Es urgente inventar la alegría,
multiplicar los besos, las cosechas.
Es urgente descubrir flores y ríos
y mañanas claras.

Es urgente permanecer.
Es urgente amar...

Nelson Mandela


El mundo está de luto. Ha muerto Nelson Mandela, la noticia es tan triste, que de alguna manera nos hemos ido todos un poco con él.
Sí, que el hombre ya tenía una edad, pero yo qué sé., hay gente que debería ser tan inmortal como las ideas que representa. Gente tan grande que no cabe en una vida. Ideas tan fuertes que no las mata ni Dios.

Ha sido quizá la figura más importante del siglo XX, uno de esos seres capaces de forzar el curso de la historia en la dirección correcta. Un rayo de luz en un tiempo especialmente oscuro y violento. Por suerte vivió lo suficiente para ver su sueño realizado y gozar del amor y admiración de todos.


"Desde la noche que sobre mí se cierne, negra como su insondable abismo, agradezco a los dioses si existen, por mi alma invicta.
Caído en las garras de la circunstancia, nadie me vio llorar ni pestañear.
Bajo los golpes del destino, mi cabeza ensangrentada sigue erguida.
Más allá de este lugar de lágrimas e ira, yacen los horrores de la sombra, pero la amenaza de los años, me encuentra, y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el camino, cuán cargada de castigo la sentencia.
Soy el amo de mi destino; soy el capitán de mi alma."

Descansa en paz Madiba...

“La muerte es algo inevitable. 
Cuando un hombre ha hecho lo que considera que es su deber 
para con su gente y su país, puede descansar en paz. 
Creo que yo he hecho ese esfuerzo y que es por eso, 
por lo tanto, por lo que dormiré para toda la eternidad.

Nelson Mandela

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Inmóviles



Dijo una vez Terencio, un no muy conocido autor cómico latino, una frase que me vino a la mente nada más acabar de ver este maravilloso vídeo: “Soy hombre, y por lo tanto, nada que sea humano me resulta extraño”.

La frase, entre otras ideas, me sugiere una cosa: somos humanos, y aunque eso sea lo único que nos une, es mucho lo que tenemos en común. Quizás demasiado. Ese es el principio del concepto “humanidad”. El respeto mutuo, el “ama al prójimo como a ti mismo” del sabio crucificado, existiese o no… El bueno de Kant reformuló esta idea en su famoso Imperativo Categórico... Aquello de “Obra sólo de forma que puedas desear que la máxima de tu acción se convierta en una ley universal”. Es decir, en plata, no hagas a los demás lo que no te harías a ti mismo. Perdonen la pedantería, pero el tema lo requiere.

Por desgracia nada de esto lo cumplimos. Y cada vez menos. Y menos aun en tiempos de crisis.

La humanidad no existe. Y parece que no queremos que exista.


Nos hemos empeñado en sobrevivir individualmente. “Bastante tengo yo con lo mío”… ¿No? O “pa ayudar al prójimo que estoy yo”… ¿Seguro? ¿Seguro que no podemos hacer nada? ¿Seguro que no podemos partir el pan entre dos? ¿Dónde quedó aquello de “dónde comen dos comen tres”?

Así nos va.
Así nos irá.

Respiren. Despierten.

Que los nadie, al final, somos más.

Somos todos.