El pasado mes de febrero se inauguró en el archipiélago noruego de Svalbard la llamada "Bóveda Global de Semillas", también conocida como el "Arca de Noé vegetal", un impresionante lugar destinado a almacenar millones de semillas con el fin de preservarlas de una posible desaparición a causa de las catástrofes naturales, del cambio climático o la acción del hombre.
La Bóveda está diseñada para no usar ningún tipo de energía, y aunque se produjera un colapso en el suministro eléctrico (que sólo es necesario para la iluminación), su conservación queda asegurada por las condiciones climatológicas del lugar, bajas temperaturas y condiciones ideales de humedad. Las semillas se almacenarán a 18 grados bajo cero. No se guardarán semillas genéticamente modificadas.
Se ha seleccionado este lugar teniendo en cuenta su estabilidad sísmica, y que se encuentra fuera de cualquier foco de actividad volcánica y fuentes de contaminación.
Su nivel de seguridad es tan alto que está preparado para la radiación de una utópica guerra atómica, para soportar la caída de un avión y, hasta la de un misil nuclear además, soportaría un calentamiento global a lo largo de 200 años o más, pues éste no afectaría a la temperatura del permafrost, ni tampoco el consiguiente aumento del nivel del mar.
Este silo tiene una importante función, ejercer como reserva de seguridad del resto de los bancos de semillas que hay en el mundo (unos 1.400). Por ejemplo, la guerra acabó con los bancos de semillas de Irák y Agfanistán, y una catástrofe natural como el tifón de Filipinas en el año 2006 terminó con el banco de semillas del país.
Noruega afirma que los únicos propietarios de las semillas serán los países que las envían, y sólo ellos tendrán derecho a su uso, asegura que ningún país podrá usar las semillas de otro.
El coste de la instalación lo ha asumido el gobierno noruego, y el transporte de las semillas y el mantenimiento de la bóveda correrá a cargo del Fondo Mundial para la Diversidad de Cultivos y de los países que tienen sus semillas allí guardadas.
Tanto Bill Gates como la fundación Rockefeller colaboran economicamente en el proyecto, y lo que es más preocupante, se dice, se cuenta, se rumorea que la multinacional Monsanto también participa.
Hay que tener en cuenta que estas semillas pueden llegar a valer más que cualquier piedra o metal precioso, porque nuestra supervivencia y la de los animales de los cuales nos alimentamos depende exclusivamente de ellas (arroz, maíz, cebada, tomates, alfalfa, centeno, lentejas, cebollas, zanahoria, etc.). Sin semillas no podríamos sobrevivir.