OM MUNI MUNI MAHA MUNIYE SOHA
Viajo en un vuelo místico, quizá busque el principio de mi raza o me pierda entre la arcilla modelando mi corazón...
sábado, 8 de septiembre de 2007
La senda del guerrero

Chögyam Trungpa
Esa mentalidad de temor ha de ser puesta en la cuna de la benevolencia y amamantada con la leche profunda y brillante de la indudabilidad eterna. En la sombra fresca de la intrepidez abanicada con el abanico de felicidad y gozo. A medida que vaya creciendo con diversos despliegues de fenómenos, condúcela al patio de recreo autoconsciente. Cuando sea mayor, para impulsar la confianza primordial ,llévala al campo de tiro al arco de los guerreros. cuando sea aún mayor, para despertar la naturaleza de sí primordial, déjale ver la sociedad de los hombres que posee belleza y dignidad, entonces esa mente temerosa podrá convertirse en la mente del guerrero, y esa confianza eternamente juvenil extenderse por el espacio sin principio ni fin. En ese momento verá el Sol del Gran Este.
Los guerreros son las personas que, habiendo visto que todo está dentro de cada uno, dejan de culpar fuera y solucionan sus aflicciones con el trabajo interior, usando la sabiduría universal, desde el principio de los tiempos. El Sol del Gran Este se refiere a la dignidad y el poder de la mente humana despierta.
viernes, 7 de septiembre de 2007
miércoles, 5 de septiembre de 2007
martes, 4 de septiembre de 2007
La sierra tarahumara, Chihuahua, México
En una de las regiones más altas de la sierra, a más de tres mil metros sobre el nivel del mar, se ubica una gran planicie rodeada de bosques de pinos y encinos, quebrada por profundos cañones. Como si fuera un altar de la imponente naturaleza, nacen aquí varios ríos, que corriendo entre árboles y rocas, bajan dando tumbos por las montañas.
Los ríos que nacen en Romírachi bajan 100 km. y forman el Papigochi serpenteando van rumbo a la frontera, luego cambian su ruta hacia el sur y llegan a Sonora, donde forman el río Yaqui. También en las cumbres de Romírachi, se origina el río Conchos, que suave y tranquilo se une más abajo al Bravo, regalando vida al desierto y alimentando a la presa de La Boquilla. Por el poniente descienden otros ríos como el Mayo y el Fuerte, que riegan espléndidamente los estados de Sonora y Sinaloa. En su alocada carrera estos ríos encuentran un desfiladero, el Cañon de Cadameña. Se lanzan desde 310 m. de altura ofreciendo un espectáculo maravilloso. Muy, muy abajo, se alcanzan a ver los verdes tiernos de los árboles de plátano iluminados por el sol, conforme uno sube la vista sobre rectas de roca basáltica la vegetación va oscureciéndose: madroñas, encinos; y más arriba infinidad de pinos airosos que parecen buscar el cielo.
A la altura de la cascada de Basaseachi, que al caer forma alegres arcoiris, hay un mirador; abajo se encuentra con otros broncos y saltarines ríos, juntos abandonan el estado para dirigirse a Sonora a formar el río Mayo. Al sur de la sierra nace el Chínipas, se le une el Septentrión, y juntos dan un salto mortal en la cascada de Urique, que nace en las Cumbres del Gato, corre paralelo y en sentido contrario al Conchos, ambos se hallan separados por las mesetas de Cusárare. El Urique va aumentando su caudal y corre por la hendidura del famoso Cañon del Cobre, a dos mil metros de profundidad donde, en el calor sofocante de la selva, se ocultan los hombres en recónditos lugares.
En la otra sierra, en la cumbre de Mohinora -una torre con sombrero nevado-, casi en los límites con Durango, nace el río Verde que separa con su caudal las dos hileras de montañas. Este se une después al Urique y juntos riegan Sinaloa. La riqueza de esta tierra es inmensa: desde truchas y otros deliciosos peces, hasta aves -como pavos salvajes-, liebres y venados; especias, hongos gigantes de medio metro de circunferencia, plantas medicinales. Valles cultivables, minas aún poco explotadas y madera forman parte también de esa riqueza.
Felicidad y desgracia para los que nacieron allí, pues en algunos sitios la explotación hecha por blancos y mestizos ha sido voraz, mientras que los indígenas -como los tarahumaras- aún viven como hace un siglo. En los pueblos de la serranía el visitante encontrará hostales o fonditas de madera con exquisita comida serrana: cocido de carne, pescados de agua dulce, frescas verduras y chiles de tierra rellenos de queso y salseados.
Los ríos que nacen en Romírachi bajan 100 km. y forman el Papigochi serpenteando van rumbo a la frontera, luego cambian su ruta hacia el sur y llegan a Sonora, donde forman el río Yaqui. También en las cumbres de Romírachi, se origina el río Conchos, que suave y tranquilo se une más abajo al Bravo, regalando vida al desierto y alimentando a la presa de La Boquilla. Por el poniente descienden otros ríos como el Mayo y el Fuerte, que riegan espléndidamente los estados de Sonora y Sinaloa. En su alocada carrera estos ríos encuentran un desfiladero, el Cañon de Cadameña. Se lanzan desde 310 m. de altura ofreciendo un espectáculo maravilloso. Muy, muy abajo, se alcanzan a ver los verdes tiernos de los árboles de plátano iluminados por el sol, conforme uno sube la vista sobre rectas de roca basáltica la vegetación va oscureciéndose: madroñas, encinos; y más arriba infinidad de pinos airosos que parecen buscar el cielo.
A la altura de la cascada de Basaseachi, que al caer forma alegres arcoiris, hay un mirador; abajo se encuentra con otros broncos y saltarines ríos, juntos abandonan el estado para dirigirse a Sonora a formar el río Mayo. Al sur de la sierra nace el Chínipas, se le une el Septentrión, y juntos dan un salto mortal en la cascada de Urique, que nace en las Cumbres del Gato, corre paralelo y en sentido contrario al Conchos, ambos se hallan separados por las mesetas de Cusárare. El Urique va aumentando su caudal y corre por la hendidura del famoso Cañon del Cobre, a dos mil metros de profundidad donde, en el calor sofocante de la selva, se ocultan los hombres en recónditos lugares.
En la otra sierra, en la cumbre de Mohinora -una torre con sombrero nevado-, casi en los límites con Durango, nace el río Verde que separa con su caudal las dos hileras de montañas. Este se une después al Urique y juntos riegan Sinaloa. La riqueza de esta tierra es inmensa: desde truchas y otros deliciosos peces, hasta aves -como pavos salvajes-, liebres y venados; especias, hongos gigantes de medio metro de circunferencia, plantas medicinales. Valles cultivables, minas aún poco explotadas y madera forman parte también de esa riqueza.
Felicidad y desgracia para los que nacieron allí, pues en algunos sitios la explotación hecha por blancos y mestizos ha sido voraz, mientras que los indígenas -como los tarahumaras- aún viven como hace un siglo. En los pueblos de la serranía el visitante encontrará hostales o fonditas de madera con exquisita comida serrana: cocido de carne, pescados de agua dulce, frescas verduras y chiles de tierra rellenos de queso y salseados.
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