Sábado 10 a.m. nos dispusimos a salir rumbo al Pirineo, Hace tiempo que tenía ganas de hacer este viaje y por fin llegó el día. Estaba nublado y fresco, y a pesar de que no había sol, la mañana era agradable. subimos al coche con nuestras mochilas, solo llevabamos bocadillos, agua y fruta, y nos fuimos contentos y seguros que pasariamos un excelente dia. Conforme avanzabamos podíamos ver a lo lejos como se alzaban las montañas majestuosas, con sus picos nevados, se veían tan hermosas, algunas parecían esculpidas con cincel. Los pueblos que pasábamos eran de arquitectura medieval, con sus iglesias románicas, sus ermitas, de vez en cuando se veian tambien restos de castillos, pueblos abandonados, en fin...Por fin, después de 2 hrs. de viaje , durante el cual no dejamos de conversar y admirar el paisaje, dejamos la carretera nacional y tomamos un desvío que nos llevaría a nuestro destino. Fuimos subiendo la montaña con el coche hasta un pequeño pueblo, ahí tuvimos que dejarlo, coger nuestras cosas y seguir subiendo a pie. Aún pasamos por algún pueblo, o alguna casa. Pensaba que bien se sentiría vivir en un lugar asi... Al ir caminando notamos de pronto que alguien nos seguía, era un perro grande y manso, el cual se nos acercó y por más que le dijimos que se fuera, vimos que él venía dispuesto a acompañarnos. Subimos hasta lo alto de la montaña, el aire me producía un efecto tan purificador. El valle se veía grandioso desde ahí, y a pesar que es invierno y casi todo esta seco, aun así, resplandecía, ante esta maravilla uno se queda practicamente sin aliento.
Después de recorrer alguna parte de la montaña, sintièndome en armonía con la vida, con la naturaleza, con todo.. llegó el momento de volver. El aire era helado y seco, pero no importaba, igualmente me sentía llena de energía, feliz, y agradecida con Paco por regalarme este dia tan maravilloso. Abrí los brazos intentando abrazar todo aquello, sin dejar de mirar la grandeza del espacio abierto que se abría ante mi...
...y ante esa grandeza, solo me quedaba pensar que en esta vida todo es posible....
Después de recorrer alguna parte de la montaña, sintièndome en armonía con la vida, con la naturaleza, con todo.. llegó el momento de volver. El aire era helado y seco, pero no importaba, igualmente me sentía llena de energía, feliz, y agradecida con Paco por regalarme este dia tan maravilloso. Abrí los brazos intentando abrazar todo aquello, sin dejar de mirar la grandeza del espacio abierto que se abría ante mi...
...y ante esa grandeza, solo me quedaba pensar que en esta vida todo es posible....
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